El futuro es robotizado Conoce a Hiroshi Ishiguro, el hombre que hace la I.A. más humana

Para el afamado robotista y consultor de tecnología de Nissan Hiroshi Ishiguro, qué tan bien acepte la gente la inteligencia artificial depende de una cosa por encima de lo demás: Qué tan humano sea. Para Ishiguro, una presencia más humana hace que la I.A. sea más fácil de aceptar, nutriendo lo que él llama «interacción natural» entre humanos y máquinas.

En el CES de Las Vegas, para ayudar a presentar la nueva tecnología en los vehículos Nissan, el melenudo y relajado Ishiguro destacó entre un montón de serios ejecutivos de la industria automotriz. ¿Qué estaba haciendo él allí? ¿Nissan lo contrató para hacer exactamente qué? «Construcción de concepto», dijo Ishiguro sin mucha elaboración. En el competitivo campo de la tecnología, donde reinan los clasificados, no podemos culpar a Ishiguro por ser de pocas palabras. Para realmente entender por qué Nissan lo contrató, necesitas saber más sobre él y su trabajo.

Bendecir lo inanimado con vida es un oficio especializado. En este pequeño pero importante campo, hay un grupo élite de innovadores/líderes. Ishiguro es el director del Laboratorio de Robótica Inteligente, parte del Departamento de Innovación de Sistemas en la escuela para graduados de Ingeniería Científica en la Universidad de Osaka en Japón. Ese es solo su trabajo de día. Al margen, tiene algo de sensación de internet. 

Buscando su nombre en línea, verás a Ishiguro con androides extrañamente realistas que él construyó (algunos de los cuales se han convertido en celebridades de internet por derecho propio). Entre sus creaciones se encuentran algunos de los androides más vivaces que el mundo haya visto, incluyendo al Geminoid HI-1, el gemelo virtual de Ishiguro. Los dos son tan asombrosamente similares, que de hecho es difícil distinguirlos. Tras atestiguar la maestría artística en estos robots, la vocación previa de Ishiguro no debería ser una sorpresa: alguna vez fue un aspirante a pintor al óleo.

En la construcción de sus robots, Ishiguro ha afilado su significado de ser humano: las señales no verbales, las irregularidades naturales del discurso, las minucias que nos separan de los robots. Él cree que sus hallazgos son integrales para todas las máquinas de I. A. con las que los humanos interactuaremos en el futuro, encontrándose al final los robots tradicionales. Las compañías tecnológicas se encuentran buscando más y más caminos para dotar a los dispositivos del diario y máquinas una interfaz más humana, e Ishiguro puede ser de utilidad.

«Todo va a ser más humano en el futuro», dice, y es difícil no estar de acuerdo. Con los asistentes en casa volviéndose tan ubicuos como los microondas, se ha vuelto más común ver a humanos interactuar con máquinas que operándolas. Una máquina que hoy tiene una voz amistosa, mañana tendrá una cara amistosa.

Mientras pontifica sobre el futuro de la I.A., Ishiguro señala un excelente punto sobre el valor de la emoción en la interacción humano/máquina. Pone por ejemplo una aplicación de mapas para smartphone que usa la voz para dar direcciones al conductor. En un monótono tono robótico, Ishiguro razona, algunas cosas no pueden ser comunicadas, como el sentido de urgencia.

Para Ishiguro, una unidad de navegación que dice «detente por favor» con un tono duro, serio es mucho más significativo: Quiere decir que tu siguiente maniobra debe hacerse AHORA. Dicho con calma, este comando transmite menos urgencia, lo que se traduce en que no es necesario actuar con inmediatez. La emoción, para Ishiguro, comunica información valiosa para la gente, y nuestras máquinas deben aprender a comunicarla a nosotros a través de señales verbales y no verbales.

Conversando con Ishiguro, revela una idea errónea sobre los robots ampliamente sostenida: la noción de que el primer robot con el que interactuaremos será el prototípico ciborg robótico a menudo visto en las películas. En realidad, nuestros primeros robots probablemente serán máquinas que ya conocemos, solo con un extra de I. A. y una saludable dosis de gestos humanos.

¿La máquina que a él le gustaría humanizar más? Fácil, el automóvil. Para Ishiguro se trata de un «robot grandote» que podemos hacer «más humano».

Tal vez el más grande obstáculo para que los humanos adoptemos los vehículos autónomos es cuestión de confianza. ¿Será menos aterrador dejarte transportar en plena hora pico por un auto que tiene rostro, voz y un comportamiento tranquilizador? El tiempo lo dirá.